LOS NIÑOS DE LA CALLE
Aún cuando la problemática de los niños de la calle aparece ante
la sociedad como un hecho crítico en aumento, su cuantificación resulta dificultosa. Ello se debe a que los mismos niños en general deambulan de un lado al otro de la ciudad y al hecho de que gran cantidad de niños van al centro de las ciudades en calidad de trabajadores, solos o con sus progenitores, distorsionando la evaluación de su situación.
La idea de mafias del sexo o de la droga, que manejan algunos grupos de chicos, niega la situación estructural que los arroja a los lugares vacíos de la ciudad. Quedan a merced de la calle y sus dueños, desde la policía hasta de los aprovechadores de su infancia y su soledad. Un elevado número de estos niños y adolescente ya ha pasado por algún nivel de judicialización, presentando algunos un ciclo policía-juzgado-instituto-calle, proceso que los va deteriorando aún más.
En cuanto a la situación de las niñas, su inserción laboral tiende a ser subestimada ya que las que están a cargo de las tareas domésticas, no son consideradas como trabajadoras ni están remuneradas, lo que dificulta su relevamiento.
El lugar marginal y la poca solución que les da la sociedad les permite(o les obliga) a elaborar estrategias de urgencia que les proporcionan algún recurso económico (limpieza de parabrisas, comercialización de estampitas, robo) A las cuales el imaginario social1 llama trabajo infantil, pero que en realidad no pueden llamarse trabajo, ya que son solo actividades destinadas a la supervivencia.